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Promover salud en televisión: la responsabilidad de hablar claro
Hablar de salud frente a una cámara es, ante todo, un acto de responsabilidad. La pantalla puede acercar o alejar, puede confundir o educar. Durante mi experiencia como médica y comunicadora en televisión, he comprendido que no basta con saber medicina: hay que saber decirla, por ello la salud no debería tratarse como un desfile de tecnicismos inalcanzables y el verdadero reto está en transformar el conocimiento médico en un mensaje claro, humano y accesible. Porque no estamos enseñando únicamente datos: estamos sembrando conciencia, esperanza y decisiones de vida.
La televisión como canal de educación sanitaria
He tenido el privilegio de participar en programas de televisión en Nicaragua donde abordábamos temas que engloban desde hábitos de vida y prevención de enfermedades hasta el diagnóstico y tratamiento de las mismas, de manera integral. En cada uno de esos espacios, el mayor desafío no era el contenido, sino la forma:
- ¿Cómo hablar de colesterol sin que la audiencia piense que debe dejar de comer lo que ama?
- ¿Cómo explicar qué es la hipertensión sin caer en tecnicismos que confunden más que educan?
- ¿Cómo hablar de salud mental sin que la persona se sienta débil o juzgada?
- ¿Cómo enseñar a reconocer señales de alerta en enfermedades crónicas sin generar pánico?
- ¿Cómo acompañar a una mujer que no sabe si lo que siente es estrés o una enfermedad autoinmune?
- ¿Cómo transmitir que la prevención no es miedo, sino amor por uno mismo?

Recuerdo una vez, después de un programa sobre trastornos tiroideos, una joven me escribió:
“Doctora, gracias por hablar de la tiroides. Yo llevaba meses con caída de cabello, cansancio extremo, bajo animo, perdida de la menoria y cambios de humor, pero pensaba que era solo estrés. Después de verla, decidí hacerme los exámenes y sí, tenía hipotiroidismo.”
Este tipo de mensajes recuerdan por qué la educación en salud es, en sí misma, una herramienta clínica. Muchas enfermedades endocrinas, presentan síntomas inespecíficos que se normalizan o se atribuyen al ritmo de vida. Brindar información clara, accesible y basada en evidencia permite que las personas identifiquen señales tempranas, consulten a tiempo y accedan a un diagnóstico antes de que la enfermedad progrese.
¿Qué significa “hablar claro” en salud?
No se trata de perder precisión, sino de acercar la información a quienes más la necesitan, no significa “bajarle el nivel” al conocimiento, sino traducir la ciencia sin traicionarla. Evitar tecnicismos no es simplificar, es humanizar. Decir “presión alta” en lugar de “hipertensión arterial” o explicar que la tiroides es “el motor del cuerpo” en lugar de hablar del metabolismo basal puede marcar la diferencia entre lo aburrido y la comprensión. La salud no puede enseñarse desde el juicio. Hablar claro también es hablar desde lo que somos: reconocer nuestras costumbres, emociones y luchas. Y es también decir la verdad, incluso cuando no es lo que el público espera escuchar.
La educación en salud comienza cuando dejamos de hablarle solo a otros médicos, y empezamos a hablarle de verdad a las personas.
37% menos estrés
Trabajar en espacios con elementos naturales puede reducir el estrés en un 37%, según la American Psychological Association.
3. Biofília
Agregar plantas o vistas al exterior no solo embellece el espacio, sino que también beneficia la salud mental. Trabajar en espacios con elementos naturales puede reducir el estrés en un 37%, según la American Psychological Association. Opta por plantas fáciles de cuidar o paredes vivas para integrar la naturaleza sin complicaciones.
4. Distribución del Espacio
El diseño funcional del espacio es vital. Combina áreas abiertas para fomentar la colaboración con espacios privados para la concentración. Un flujo ordenado reduce distracciones y mejora la experiencia del usuario. La disposición estratégica del mobiliario puede incluso facilitar la comunicación eficiente dentro de los equipos.

5. Ergonomía
Un entorno laboral cómodo previene lesiones y favorece la postura. Equipos como escritorios ajustables, sillas ergonómicas y accesorios diseñados para el cuerpo humano optimizan el desempeño. El uso de muebles ergonómicos puede reducir el ausentismo laboral relacionado con problemas de postura en un 32% (Health and Safety Executive, UK).
6. Acústica
El ruido es uno de los principales disruptores en oficinas. Materiales absorbentes, paneles acústicos y alfombras ayudan a crear ambientes más tranquilos. Además, el uso de auriculares con cancelación de ruido o música relajante también puede fomentar la concentración en espacios ruidosos.
7. Estímulos Visuales y Sensoriales
Elementos visuales como arte o fotografías inspiradoras generan un entorno más agradable. Incorporar texturas agradables y diversos estímulos sensoriales puede mejorar el estado de ánimo y hacer el espacio más acogedor. Recuerda, cada detalle cuenta.
¿Estás listo para aplicar estas variables en tu espacio? Contáctanos en Brydma Bravo Estudio y comienza a crear un entorno que inspire a tu equipo.