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Nayara López: Entre los aromas del Cacao y la esencia de sus tierras
Por Jubia Ugarte
En los campos de Nicaragua, donde el sol acaricia suavemente la tierra y el aroma del cacao se entrelaza con el viento, se despliega una historia de pasión, arraigo y determinación. En medio de este escenario, Nayara López, una joven con una visión ardiente y un corazón ansioso de explorar, encontró su destino entre los relatos cautivadores de su familia y los secretos ancestrales del cacao.
Desde los 14 años, Nayara dio sus primeros pasos en el mundo del emprendimiento con el apoyo de su tía Raquel S.Osegueda. Inicialmente, se involucró en ventas de productos por catálogos, luego, amplió su horizonte al convertirse en diseñadora de joyería personalizada. Este camino de iniciativas la llevó a sentir el llamado de explorar más allá de las fronteras de su pintoresco pueblo, y poder generar ingresos y costear su carrera universitaria; Trabajadora Social.
“Me encanta mi carrera, saber que de alguna forma uno puede ayudar a la gente. Eso me apasiona, me gusta, me llena”, confiesa con un tono cálido. Su trabajo ha sido su motor para empoderar a su comunidad y apoyar a emprendedores locales.
Años después, sus esfuerzos y manera de seguir creciendo se vieron impulsados por las historias tejidas de su abuela, impregnadas de sabiduría y nostalgia, y las aventuras compartidas con su tío y su padre, quienes se adentraron en la investigación del cacao fino de aroma, despertaron en ella una conexión profunda con la tierra y sus tesoros, la cual la llevarían a crear Atávico Chocolate.
Esta hermosa semilla de su empresa, Atávico Chocolate, fue sembrada en febrero de 2018, pero aún no era el momento. La falta de un plan concreto y la incertidumbre la mantuvieron en espera. Sin embargo, en enero de 2022, decidió dar un paso adelante. Fue entonces cuando comenzó a trabajar incansablemente en su visión y posicionamiento en el mercado nicaragüense.
En Atávico, son más que un chocolate; es bienestar en cada pedacito. La misión de la empresa es promover el consumo consciente de un superalimento nicaragüense. Al elegir Atávico, las personas se sumergen en una experiencia responsable, llevando consigo un pedacito de la tradición, el amor dedicado a los granos de cacao y beneficios notables para la salud.
Pero detrás de la una dama emprendedora, una visionaria en el mundo emprendedor, se encuentra una madre amorosa: “Mis hijos han sido una bendición, un pilar que me ha permitido conocer un amor verdadero”, dice con ternura. A pesar de ser una madre a temprana edad, sus hijos han sido su inspiración y su motivación para seguir adelante en su viaje hacia el crecimiento.
A través de cada estrofa de esfuerzo y crecimiento, cada paso dado ella encuentra el fruto de una pasión inquebrantable y un compromiso con la excelencia. Cada paso es un tributo a las raíces profundas de su historia de vida y a su amor por la tierra que la vio crecer. Es un viaje sensorial a través de los exuberantes campos de La Dalia, Matagalpa, donde su vida de entre los aromas del Cacao y la esencia de sus tierras encuentra su hogar y su voz.
“Cuando uno hace algo con un propósito, ese es el regalo, el extra en cada proyecto: uno se enamora de lo que está haciendo”, reflexiona Nayara. En cada envoltura de Atávico Chocolate y su relato de vida, se encuentra la esencia de Nicaragua, una invitación a descubrir la magia de sus sabores y la profundidad de sus raíces.